domingo, 5 de junio de 2011

La Ciudad de Dios

En un tiempo dorado, donde todavía nadie sabía lo que le deparaba, un grupo de niños jugaban en una favela. Un pequeño que llega ahí se encuentra con otro, de la misma edad, y se reconocen mutuamente. Este, pretende ser el más grande criminal de la ciudad. Aquel, quiere estudiar para volverse alguien importante.
Su destino había sido sellado.

Un poco después, el panorama cambia. El oro desaparece para dar paso a un color más obscuro. El pequeño que soñaba con ser criminal, comete su primer asesinato. El primero de muchos. Su apoteósis acababa de iniciar. 
El que pretendía ir por el buen camino, se encuentra andando por la verja de lo que se vive en su favela y lo que él desea ser. Ya lo ha decidido. Quiere ser fotógrafo. Su amigo, ahora un asesino, o EL asesino, le hace un favor regalándole una cámara.
La cámara como apología a la muerte también había llegado al mundo.

Una última era, la de obscuridad, muestra la realidad de la favela que en algún tiempo fue dorada. El pequeño asesino, ahora convertido en el dueño y señor, Ze Pequeño, es temido y amado a la vez. Con un pequeño ejército de niños protege su territorio y comete todo tipo de atrocidades. Los rivales pretenden asesinarlo, la era del Ze Pequeño debe terminar.
Un buen día, alguien finalmente lo logra, dando paso a la violencia sólo por violencia, y no por protección como Ze pequeño pretendió.

Rocket, el amigo, descubre que seguir el camino de la legalidad en un lugar como su favela, es bastante complicado. Haciendo una apología divina, solo retratando el asesinato de su amigo otora dueño y señor Ze Pequeño se vuelve famoso.

Esta es la ciudad de Dios. Una cruda historia que muestra que en las favelas, slums, ciudades perdidas o cualquier parte de la urbanidad, pueden existir pequeñas historias que pueden trascender.

¿Es Ze Pequeño un Pablo Escobar, o un Amado Carillo? ¿Es acaso necesaria transición de las sociedades en la urbanidad el paso de la violencia institucionalizada a la violencia por pura violencia?

El narcotráfico como cáncer urbano ha demostrado que la tésis que alguna vez se planteó en la Ciudad de Dios, es mucho más real de lo que se espera.

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